“Los hijos de puta no suben las
escaleras”
-dijo un buen amigo-
Deduje que no tendrían, que no las
necesitarían
por haber nacido en lo más alto,
permitiéndoles el desprecio en la
mirada.
Escalera…
Podría considerarse una metáfora de un
camino,
del camino, tal vez, de la vida misma,
cuya confección, escalón tras escalón,
nos proporciona alegrías y desencantos;
y, escalón tras escalón,
permite la capacidad de decisión,
de subir, bajar o reconsiderar.
Pero…
¿qué les queda a los que viven
en la lejanía sin escalera alguna?
Quizá mirar hacia abajo y pensar
en el abismo, vacío que les depara el
futuro,
por haber nacido en tan buena cuna.
David Marqués es bajista de Local 9
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