martes, 29 de octubre de 2013

LABERINTO. Por David Marqués.


Decidiste entrar y no sabías a lo que ibas, o lo sabías a medias

Siempre te gustó perderte en tu recóndito escondite, que algo tiene de verdad y, aunque suene a contradicción, te ofrece la libertad¸ únicamente si la sabes o la quieres percibir en tu lugar.

Los largos pasillos cambiantes, -que algo tienen de Piranesi-  te sitúan en un punto de no retorno, pues ya no eres el mismo y de repente todo parece nuevo, aunque siempre queda de donde hubo -que es lo que mantiene el hilo conductor entre tus máscaras-.

Superficialidad, vanidad, ignorancia y un cínico poder; únicamente válidos para ese segmento al que llamamos vida. El procedimiento de los espectros siempre es el mismo: cortina de humo, voluntad débil y a tejer con un ímpetu sostenido por la palabra baldía, sin su consecuente acto.

Enmarañan mediante sus telarañas cada rincón de tu mente laberíntica, con ciega fe en la hipotética superioridad de su verbagàlia. Mientras, tú te callas y piensas…


Eres naturaleza, una calma predecesora, y lo sabes; pero hay quien lo ignora, como ignoran la voz del silencio, o la consecuencia del asesinato de tu contención. Será entonces cuando no importe salir por la puerta, o bien, derribando muros.

David Marqués es bajista de LOCAL 9

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